"Hay hombres que luchan un día
y son buenos,
hay otros que luchan un año
y son mejores,
hay quienes luchan muchos años
y son muy buenos,
pero hay los que luchan toda la vida,
esos son los imprescindibles"
Bertolt Brecht
SUEÑA EL VIEJO OSVALDO
Así como los zapatistas tienen al viejo Antonio, nosotros lo tenemos al viejo Osvaldo.
Osvaldo Bayer es el abuelo que toda una generación combativa quisiera tener, un cálido compañero, un luchador ejemplar, para muchos y muchas, un verdadero faro en el mar tempestuoso en el que estamos siempre los y las soñadoras.
Sueña el viejo Osvaldo que el caballo del General Roca baja del centro de la plaza para dar paso a la mujer originaria, sueña que en el billete de cien pesos hay una whipala.
Sueña Osvaldo que Colón sufrió un naufragio, y que aprendimos algo de los horrores del nazismo.
La policía que reprime ya no existe, porque ya no existe la policía, en el sueño de Osvaldo.
Sueña con meter muchos goles en el fulbito de la infancia del barrio de Belgrano, en un whisky más con Osvaldo Soriano.
En el sueño de Osvaldo, Santo Tomás de Aquino se jubiló hace mucho y ya van varios siglos que no se da en las facultades.
Sueña el viejo Osvaldo con un movimiento de trabajadores que siga en movimiento, que cada calle del país lleve los nombres de luchadores y luchadoras.
En el sueño de Osvaldo pasa algo extraño con los autos y los coroneles, Falcon y Falcón están prohibidos en toda la Argentina.
En este ejercicio onírico, Osvaldo ve a la Patagonia superpoblada de cooperativas de trabajadores que gozan de justicia y pueblos originarios que gozan de soberanía.
En el sueño de Bayer los pañuelos blancos no son propiedad de ningún gobierno.
En el sueño de Osvaldo, le tiembla el pulso a los fusiladores, quienes erran incesantemente cada tiro.
En el sueño de Osvaldo, a los Martínez de Hoz los aplasta un martillo, y la localidad de Rauch se llama Arbolito.
Las contratapas son trincheras de resistencia, que van luego, en el sueño, pudiendo ganar posiciones.
En ese sueño los protagonistas son los trabajadores.
Es un sueño donde se homenajea a Penina, a Di giovanni y Radowitsky.
En el sueño de este Bayer la enfermedad que sufrimos se llama capitalismo, el remedio no lo venden los laboratorios multinacionales, y se llama rebeldía.
Sueña el viejo Osvaldo muchos nuevos cordobazos, millones de marchas en todo el continente, millones de rebeldes como él, todos. Las de hoy, los de ayer, las de mañana.
La marcha que sueña Osvaldo la encabezan los mártires de Chicago, Julio López, el gringo Tosco y el Pueblo Mapuche. La marcha de los y las que protestan o han protestado en todas las eras de la historia.
Osvaldo Bayer es ejemplo para la Juventud argentina y latinoamericana, un rebelde inclaudicable, un imprescindible de los que hablaba Bertolt Brecht
El sueño de Osvaldo es el sueño de muchos y muchas, jóvenes de todo el continente que encuentran, parafraseando a Salvador Allende, en este viejo joven, además de un pedazo de nuestra historia, un ejemplo de lucha, una fuente inagotable de energía rebelde, de integridad y coherencia.
Por eso, esta juventud con memoria y voluntad de transformación, quiere homenajear a este joven de 85 años, ejemplo de pensamiento, acción y compromiso. Ejemplo de que praxis es la diferencia entre soñar y estar dormido.
N.R
