Griegos en Pichincha

1970-2010"iremos juntos a los bailes de las esquinas liberadas"J. C

Griegos en Pichincha

Los griegos de Aristóteles bajaron de un barco. Lo sé porque mi tío se crío en un barrio cerca del puerto.

Bajaron de un barco y jugaron a la pelota contra los amigos de mi tío. No se si ganó mi tío o los filósofos marinos. Lo que sí se es que después fueron a un antro de mala muerte, como es común en estos casos, en busca de mujeres. Los griegos no se.

Resulta que en esa época, Rosario era una ciudad portuaria, entonces los griegos venían siempre. Generalmente eran distintos, es decir otros griegos.

Y resulta que, a contra mano de los dibujos de los libros, ya no se usa toga allá en Grecia, o al menos se puede afirmar que no usan toga acá en Rosario. Es decir los griegos, se entiende. Porque allá no sabemos. Cabe la remota posibilidad de que al subir a los barcos allá en Grecia, guarden sus togas en lockers y se vistan como uno, o como griegos del siglo veintiuno; y al regresar a sus casas vistan de nuevo, estilo "griego con toga".

Dicen que los griegos andan en barco culpa de un filósofo que dijo: nadie se baña dos veces en el mismo río. Heráclito era un tipo muy autoritario, por eso el karma de todo marinero griego es vagar por el mundo a bordo de barcos destinados a no repetir los ríos, porque de lo contrario estariamos hablando de griegos muy sucios.

La flota mercante de Grecia se dividen en 3:
1- Los barcos que mantienen la misma tripulación durante años y que no repiten jamás los ríos.
2- Los barcos que cambian permanentemente de tripulación a medida que vuelven a navegar determinados ríos.
3- Los barcos que poseen un rumbo libre, una tripulación fija y una higiene cuestionable.

No sé a qué grupo pertenecían los que jugaron contra mi tío, pero creo que eran muy fuleros y la verdad es que desconozco el resultado del Match. Porque en esa época se le decía así: MATCH.
Es que estábamos en exceso penetrados culturalmente por el imperialismo. Entonces se decía MATCH, WING, FOUL, CRACK, CORNER, OFF SIDE y "POR SUPUESTO QUE PUEDE USTED TRAER SUS PRODUCTOS Y DESTRUIR NUESTRA INDUSTRIA NACIONAL", WELCOME. Pero esa es otra historia, todo eso quedó atrás y hoy nos revelamos diciendo ORSAI.

N.R.

A campo traviesa

A campo traviesa

"Iremos juntos a los bailes de las esquinas liberadas" Julio Cortázar

Cuando estábamos en clase y venía Julio a invitarte al campo era como si te otorgaran un premio. Todos los fines de semana su familia se trasladaba a su estancia y los hijos invitaban a un amigo cada uno.

La mayoría de las veces me despertaba con los bocinazos del viejo Chevrolet del papá de Julio. El equipaje estaba listo desde la noche anterior, tragaba el desayuno y salía corriendo.

Tomábamos la ruta que va a Melincué y después nos desviábamos por un camino de tierra. 

Navegar las tierras del trigo a bordo del Chevrolet Supersport era involucrarse en un mundo sagrado, abundante en asado, caballos tobianos y zambullidas de tanque australiano.

El campo tenía un arroyo donde pescábamos cientos de mojarritas cuyo destino enharinado e inevitable era la sartén. Siempre me pareció increíble que dentro de una propiedad pudiera uno contar con los cuantiosos frutos de un arroyo propio.

A Julio le gustaba contar historias de terror. Tengo que confesar que a mí me gustaba escucharlas. Más de un atardecer nos encontró con la piel erizada, sometiéndonos a las telúricas narraciones de Julio, nunca desprovistas de luces malas, lobizones y espíritus de antiguos peones de la estancia.

Una vez, Julio nos contó que esos campos habían estado bajo el dominio del temible Ulín, heredero del Cacique Melín. Ulín era conocido por su caprichosa forma de combatir a mano limpia y por la belicosidad de su malón, probada en la heroica resistencia de los indios ranqueles al avance de los colonos. El destino de Ulín fue el mismo que el de su célebre antepasado, fue traicionado, emboscado y masacrado sin piedad.

Esa tarde, el padre de Julio escogió un cordero del basto corral, lo colgó de sus patas traseras y lo degolló. El animal tardó un par de horas en desangrarse por completo, el peón le quitó prolijamente el cuero con lana y todo. Más tarde fue carneado.

A la noche no pude probar bocado y desde ese día nunca más volví a comer carne.

Quedé tan impresionado que esa noche, al regresar a mi casa, les conté a mis padres el repugnante episodio del carnero y el charco de sangre en el que fue convertido en cuestión de horas. Mi padre me respondió que ese charco no era nada al lado de los miles de litros de sangre derramada cuando el hombre blanco usurpó esas tierras a los ranqueles de Melín.

El fín de semana siguiente, me encontraba lavandome los dientes cuando Julio llamó para suspender el día de campo, su padre había amanecido muy descompuesto. Al colgar el teléfono, oí que había dejado la canilla del baño abierta. Cuando fui a cerrarla noté que el chorro que brotaba en la pileta no era agua sino sangre.

Puedo asegurar que para ser agua era muy espesa e intensamente roja. En ese momento no pude resolver el enigma, no supe si la sangre era de corderos o ranqueles. Al otro día supe que el padre de Julio había muerto de una sorpresiva hemorragia interna.

N.R